Ambos
se pusieron en marcha para intentar salir del centro comercial; los accesos del
centro comercial estaban bloqueados por grandes formaciones de hielo y no
querían correr el riesgo de tomar el camino hacia la puerta principal puesto
que fue cerca de allí que Jessica tuvo un siniestro encuentro con una
misteriosa pata de garras afiladas.
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¿Sabes qué es lo que sucede en este lugar? _ preguntó Jessica.
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La verdad es que no _ respondió Paolo _ Parecerá extraño, pero lo último que
recuerdo es estar en mi casa viendo la televisión. Pronto perdí la conciencia,
quizá por el sueño o el estrés, y cuando desperté estaba en uno de los bancos
de la tercera planta.
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¿Hay una tercera planta?
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¡Seguro! Y no sólo eso; pude ver una salida de emergencia que no parecía estar
bloqueada, lo más probable es que de a unas escaleras de incendio o algo por el
estilo.
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¿Probable?... creí que habías dicho que eras un guardia de seguridad de este
centro comercial.
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¡Ah! Desde que desperté no estoy muy seguro de nada. Pero sí sé que soy un
guardia de seguridad, y los centros comerciales no son muy diferentes los unos
de los otros cuando hablamos de construcción. Es por eso que estoy seguro que si
hay una salida de este lugar… ésa es nuestra mejor oportunidad.
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Entiendo, ¿Y por qué no fuimos hasta allí en primer lugar?
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Porque cuando intenté alcanzarla el piso se rompió como si se tratara de un
lago congelado y caí a la segunda planta. Para ser honesto no sé cómo regresar
hasta allí arriba, pero debemos intentarlo.
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Podríamos revisar las tiendas a ver si encontramos algo que nos pueda ser útil.
Paolo
lo pensó por unos segundos y convinieron en que era una buena idea: buscarían
algo con lo que pudieran alcanzar la tercera planta por el mismo hoyo por el
que él cayó. Entonces, ambos tomaron caminos separados para revisar tanto las
tiendas de la izquierda como las de la derecha (dejando a un lado aquéllas que
se encontraban cerradas por verjas o muros de hielo).
Pasaron
quizá unos veinte o treinta minutos desde que empezaron a revisar; pero nada de
lo que había en las tiendas era lo suficientemente alto o útil para el
propósito por el que buscaban.
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¡¿Encontraste algo?! _ preguntó Paolo desde dentro de una tienda de ropa.
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¡Puede que haya algo en este almacén! _ respondió Jessica entusiasmada desde
una tienda de encomiendas _ ¡Sí! Estoy segura de que esto servirá.
Jessica
salió de la tienda sosteniendo una larga escalera de metal (Probablemente usada
para alcanzar los paquetes en las partes altas de los estantes). Paolo salió de
la tienda de ropa y al ver la escalera sonrió con gran satisfacción.
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Podemos resolverlo _ dijo algo absorto _ nadie tiene que morir hoy.
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¿De qué hablas, Paolo?
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Oh, nada… yo sólo…
Un
ruido los interrumpió. Desde la oscuridad se sentían pasos lentos y desequilibrados,
empezaron a escucharse voces jadeantes ahogadas de a momentos por lo que
parecía ser un líquido espeso; además, las voces se tornaban en gritos leves de
tono masculino que hacían eco por todo el lugar. Hasta que se dejó ver el
primero: una figura humanoide que sostenía un fierro y se movía cual marioneta;
iba vestido con telas blancas abotonadas a su carne, por cabeza tenía una
especie de protuberancia de tonos anaranjados con pulsaciones y su boca era más
un orificio con dientes afilados por la que se escapaba un líquido negro y
espeso cada vez que convulsionaba.
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Oh, mierda, ¿Qué son esas cosas? _ dijo Jessica al ver que salían más de ellos
desde la oscuridad.
_
No tengo idea _ respondió Paolo _ pero será mejor que corramos, ¡Corre, corre!