Corazón Congelado - Centro Comercial / Mundo de Hielo (3)

0 comentarios
                Ambos se pusieron en marcha para intentar salir del centro comercial; los accesos del centro comercial estaban bloqueados por grandes formaciones de hielo y no querían correr el riesgo de tomar el camino hacia la puerta principal puesto que fue cerca de allí que Jessica tuvo un siniestro encuentro con una misteriosa pata de garras afiladas.

                _ ¿Sabes qué es lo que sucede en este lugar? _ preguntó Jessica.

                _ La verdad es que no _ respondió Paolo _ Parecerá extraño, pero lo último que recuerdo es estar en mi casa viendo la televisión. Pronto perdí la conciencia, quizá por el sueño o el estrés, y cuando desperté estaba en uno de los bancos de la tercera planta.

                _ ¿Hay una tercera planta?

                _ ¡Seguro! Y no sólo eso; pude ver una salida de emergencia que no parecía estar bloqueada, lo más probable es que de a unas escaleras de incendio o algo por el estilo.

                _ ¿Probable?... creí que habías dicho que eras un guardia de seguridad de este centro comercial.

                _ ¡Ah! Desde que desperté no estoy muy seguro de nada. Pero sí sé que soy un guardia de seguridad, y los centros comerciales no son muy diferentes los unos de los otros cuando hablamos de construcción. Es por eso que estoy seguro que si hay una salida de este lugar… ésa es nuestra mejor oportunidad.

                _ Entiendo, ¿Y por qué no fuimos hasta allí en primer lugar?

                _ Porque cuando intenté alcanzarla el piso se rompió como si se tratara de un lago congelado y caí a la segunda planta. Para ser honesto no sé cómo regresar hasta allí arriba, pero debemos intentarlo.

                _ Podríamos revisar las tiendas a ver si encontramos algo que nos pueda ser útil.

                Paolo lo pensó por unos segundos y convinieron en que era una buena idea: buscarían algo con lo que pudieran alcanzar la tercera planta por el mismo hoyo por el que él cayó. Entonces, ambos tomaron caminos separados para revisar tanto las tiendas de la izquierda como las de la derecha (dejando a un lado aquéllas que se encontraban cerradas por verjas o muros de hielo).

                Pasaron quizá unos veinte o treinta minutos desde que empezaron a revisar; pero nada de lo que había en las tiendas era lo suficientemente alto o útil para el propósito por el que buscaban.
                _ ¡¿Encontraste algo?! _ preguntó Paolo desde dentro de una tienda de ropa.

                _ ¡Puede que haya algo en este almacén! _ respondió Jessica entusiasmada desde una tienda de encomiendas _ ¡Sí! Estoy segura de que esto servirá.

                Jessica salió de la tienda sosteniendo una larga escalera de metal (Probablemente usada para alcanzar los paquetes en las partes altas de los estantes). Paolo salió de la tienda de ropa y al ver la escalera sonrió con gran satisfacción.

                _ Podemos resolverlo _ dijo algo absorto _ nadie tiene que morir hoy.

                _ ¿De qué hablas, Paolo?

                _ Oh, nada… yo sólo…

                Un ruido los interrumpió. Desde la oscuridad se sentían pasos lentos y desequilibrados, empezaron a escucharse voces jadeantes ahogadas de a momentos por lo que parecía ser un líquido espeso; además, las voces se tornaban en gritos leves de tono masculino que hacían eco por todo el lugar. Hasta que se dejó ver el primero: una figura humanoide que sostenía un fierro y se movía cual marioneta; iba vestido con telas blancas abotonadas a su carne, por cabeza tenía una especie de protuberancia de tonos anaranjados con pulsaciones y su boca era más un orificio con dientes afilados por la que se escapaba un líquido negro y espeso cada vez que convulsionaba.

                _ Oh, mierda, ¿Qué son esas cosas? _ dijo Jessica al ver que salían más de ellos desde la oscuridad.


                _ No tengo idea _ respondió Paolo _ pero será mejor que corramos, ¡Corre, corre!

Corazón Congelado - Centro Comercial / Mundo de Hielo (2)

0 comentarios
                <<Vamos, Jessica, no pierdas la cabeza>> Intentaba calmarse a sí misma. Apretaba la linterna con fuerza contra su pecho mientras tumbada en el suelo pensaba en cómo iba a salir de donde fuera que se encontrara – porque llegó un punto en el que ya no estaba segura de siquiera estar en el mundo real –. Recogió la mochila y se puso una vez más en marcha.

                Lo primero que vino a su mente fue la idea de buscar algún mapa para encontrar alguna salida de emergencia, así que caminó por el pasillo tan alerta como se pudiera estar apuntando con la luz a cada rincón y viendo constantemente hacia atrás. Luego de unos pocos minutos consiguió llegar hasta un módulo de información; pasó por encima del mostrador y buscó directamente en las gavetas, pero lo único que consiguió fue un mapa turístico (en el que estaban marcadas las tiendas más populares y de entretenimiento en general, pero no las salidas de emergencia).

                _ Vamos _ murmuró _ tiene que haber algo más útil aquí.
                Siguió revisando hasta que encontró una caja de cerillas junto a dos documentos de identidad manchados de sangre. Frunció el ceño, tomó los fósforos y los guardó en uno de los bolsillos de la chaqueta. Luego vio las credenciales por curiosidad natural; una correspondía a una mujer llamada Miriam Landfall y la otra a un sujeto llamado William Berry, además de eso había una nota:

“A veces hay que regresarle a la vida lo mismo que le hemos arrebatado
Y si tomamos lo que no nos pertenece
Lo menos que podemos hacer es sentir cómo el mundo se viene abajo
Y cómo la vida se desvanece”.

                _ ¡Oiga, usted!

                Jessica levantó la mirada, tan despavorida como aliviada, y no podía creer que estuviera viendo a otra persona. Era un hombre robusto, de estatura media, vestido con un pantalón negro, una camisa blanca manga larga de botones y una corbata negra. A juzgar por el arma que llevaba una funda sujeta a su cinturón y el logo bordado en la camisa blanca, Jessica infirió que podría tratarse de un policía o quizá un miembro de algún tipo de cuerpo de seguridad – lo cual encontraría mucho más útil que el mapa turístico y las cerillas –, pero no se confió demasiado por el momento.
                _ ¿Puede oírme? _ preguntó _ ¿Se encuentra bien, señorita?

                _ Ah, sí, por supuesto _ respondió Jessica como si hubiese recuperado la movilidad tras una parálisis _ En realidad… no, creo que… ¿Quién es?

                _ Me llamo Paolo, pero suelen decirme Paul _ hubo un breve silencio _ Todo esto es una locura ¿No lo crees?

                _ Para ser honesta empezaba a dudar de mi cordura. Pero... si no soy la única en esta pesadilla, entonces puede que no esté loca después de todo.

                      _ Tiene sentido para mí.

                      _ ¿De dónde sacaste el arma, Paul?

                _ Oh… yo… _ hizo un gesto de confusión en su rostro _  soy uno de los guardias del centro comercial; o eso creo, no lo sé, justo ahora todo me parece tan extraño. Pero no debes temer, soy inofensivo, de hecho estoy aterrado.


                Paolo se veía algo torpe y eso le daba algo de validez a su afirmación; quizá era inofensivo, quizá no. Lo que no podía negarse Jessica era que de una u otra forma, él tenía un arma y eso podría significar una gran ventaja si aquella criatura de las garras afiladas volvía o se toparan con alguna otra. Aquello podría ser la diferencia entre salir con vida del centro comercial o morir congelados en la oscuridad.

Corazón Congelado - Centro Comercial / Mundo de Hielo (1)

0 comentarios
Jessica salió corriendo de la juguetería, volvió sobre sus pasos para escapar del centro comercial cuanto antes, pero el camino por el que había conseguido entrar se hallaba obstruido por una enorme pared de hielo que antes no estaba allí. Se detuvo y miró a su alrededor para darse cuenta que todo el lugar había cambiado por completo. Ya no estaba nevando, pero ahora que todo parecía estar congelado por alguna razón que Jessica no lograba comprender, el frío era abrumador. El único camino posible que estaba disponible era subir por las escaleras mecánicas, que a pesar de estar afectadas por el hielo, los escalones permitían el libre paso.

Subió tan aprisa como pudo, luego un estruendoso sonido detuvo su andar y alarmó sus sentidos. Apuntó la luz de la linterna hacia la oscuridad que había dejado tras de sí, sabía que lo que sea que estaba atrapado en el almacén de la juguetería había conseguido salir. La visión era deficiente, Jessica no alcanzaba a ver más allá de los escalones que se perdían en la oscuridad, cuando de pronto un temblor sacudió la escalera y la desequilibró. Sucedió de nuevo tras unos segundos, pero esta vez lo acompañó un feroz rugido que provocó un gran temor en Jessica.

Pavorosa, corrió escalera arriba hasta llegar a la otra planta. Tropezó con el último escalón y cayó al suelo. Se arrastró para tomar la linterna, que había soltado por la caída, y se viró para ver qué era lo que la perseguía. El rugido se transformó en chillido cuando lo que parecía ser una enorme pata de cuatro largas y filosas garras fue sorprendida por la luz. La criatura dio marcha atrás de inmediato y pocos segundos después el sonido de su presencia desapareció, pero no así la estupefacción de Jessica por lo que acababa de presenciar; para ella, todo lo que estaba sucediendo desde el accidente era inaudito y sin sentido alguno.

_ Es una pesadilla _ se dijo _ tengo que estar soñando.

Se levantó del suelo, se acercó a las escaleras sin dejar de apuntar la luz hacia ellas en caso de que la criatura aún estuviese al asecho. El pulso de Jessica era terrible, su cuerpo temblaba más por el miedo infringido por aquella enorme  garra que por el frío, y eso provocaba que la luz no se quedara fija en algún punto concreto. Pero la criatura no fue lo que más llamó la atención a Jessica en ese momento, si no el hecho de que la escalera estaba incompleta, como si gran parte de ella hubiese sido devorada, y debajo de ella se extendía un abismo sin fondo aparente.

_ ¿Cómo es ésto posible?

Jessica sacó de su mochila una moneda y la arrojó con fuerza al abismo; ella esperaba escuchar que tocara fondo en algún momento, pero nunca sonó. Desistió del asunto, estaba claro para ella que lo único razonable en ese momento era que se encontraba dentro de una pesadilla, pero lo que más le aterraba era que todo se sintiera tan real. Lo quisiera o no, lo creyera o no, esa espantosa realidad era ahora su presente y por lo pronto tenía que encontrar una forma de escapar del centro comercial.

Corazón Congelado - Juguetería

0 comentarios
La juguetería tenía un aspecto de abandono; a pesar de que cada estante y anaquel se hallaba repleto de cajas con figuras de acción, muñecas para niñas, peluches, autos de juguete y otros artículos, en el ambiente se podía respirar una sensación de ausencia. No había polvo y aún así parecía como si hacía años que nadie visitaba el lugar, incluso se podía olfatear un aroma envejecido que emanaba del techo y las paredes.

Explorando la tienda, se acercó a una puerta que tenía una ventanilla. Echó un vistazo a la habitación y, gracias a que ésta también contaba con la luz encendida, pudo ver un montón de cajas apiladas o esparcidas sin orden aparente. En el centro se encontraba el animal de peluche que sostenía la niña que vio bajo la nieve. <<Así que si entró a este lugar después de todo>>. Intentó abrir la puerta pero ésta estaba cerrada con llave.

_ Demonios _ exclamó.

De pronto, la luz de la juguetería se esfumó y fue entonces que Jessica pudo notar la tremenda oscuridad en la que se hallaba. Si la luz del almacén no siguiera encendida, no podría ver más que sus propias manos. Entonces recordó que entre las cosas que había guardado en la mochila había una linterna que por su tamaño era práctica y sencilla de transportar. La sacó del bolso, pero la dejo caer al suelo del susto cuando volvió la mirada al almacén y vio a la niña de pie en el centro de la habitación y abrazando al peluche.

Tan pronto como la vio, la luz del almacén también se apagó. Por instinto, Jessica se agachó y buscó a tientas la linterna hasta dar con ella. La encendió y alumbró sus alrededores; su respiración se agitaba poco a poco, un temor recorría su cuerpo cual escalofrío por la espalda y sus labios empezaban a sentirse fríos. Y no fueron sus labios sino el principio, a ellos le siguió el rostro y descendió por todo su cuerpo como lo hizo la temperatura en toda la juguetería.

El vidrio de la ventanilla se empañó lentamente, aquel fenómeno hizo que Jessica frunciera el ceño con sorpresa y extrañeza. Acercó la luz de la linterna en un intento de ver de nuevo hacia el interior de la habitación, pero lo único que podía ver era una densa y absoluta oscuridad. De pronto, una mano golpeó con fuerza el vidrio desde el interior, estampando su huella a la par que Jessica retrocedía y la puerta era cubierta por una capa de hielo que se expandía poco a poco por todo el lugar.

_ ¿Pero qué rayos?

El hielo alcanzaba las paredes, congelaba sin miramientos todo cuanto estuviese a su paso; y con sus resquebrajados sonidos avanzaba impelente hasta cubrirlo todo por completo. Cuando se detuvo, todo el lugar quedó aterido y repleto de matices azules.

_ Esto no puede ser real _ Se dijo en confusión.

Una melodía la sacó de su momentánea abstracción; era su teléfono, que hasta ahora creía que no funcionaba. Lo sacó del bolsillo y vio reflejado en su pantalla un número desconocido. Atendió la llamada sin entender lo que sucedía y escuchó:

_ Es tan frío aquí abajo _ dicho por una trémula y sollozante voz femenina seguida de mucha interferencia que distorsionó la llamada hasta que ésta se cortara.


Jessica quedó cabizbaja por unos segundos tras guardar de nuevo el teléfono en el bolsillo. Se disponía a revisar la huella en forma de palma de mano que quedó en el vidrio de la ventanilla cuando una abolladura emergió repentinamente de la puerta como si algo la hubiera golpeado con mucha fuerza. Estaba claro para Jessica que había algo tras la habitación que quería salir. 

Corazón Congelado - Siguiendo Luces

0 comentarios
Jessica se abalanzó contra el cristal de la entrada principal e intentó tener una mejor vista del interior del centro comercial; pudo distinguir algunos locales de venta de ropa y una juguetería al final del pasillo, extrañándose de que una luz de la tienda estuviera encendida. Agitó las puertas un poco para asegurarse de que no estuviesen abiertas; una vez liberada de toda duda, comenzó a ver a su alrededor en busca de una entrada alternativa. Bordeó el lugar, pero no parecía haber ventanas o puertas auxiliares por las que pudiera intentar entrar.

Así caminó hasta dar con una serie de tiendas que daban tanto al interior como al exterior del centro comercial. Una perfumería, cerrada; una tienda de teléfonos, cerrada; una tienda deportiva, abierta. <<Parece que alguien olvidó cerrar su tienda por completo>> pensó <<Puede que me meta en problemas por esto, per…>> Jessica entró en la tienda y la exploró con precaución, buscando la puerta que diera a los pasillos del centro comercial.

Había gran variedad de artículos deportivos que iban desde tacos de fútbol hasta raquetas de tenis; desde balones de básquet hasta trajes de lucha olímpica, pero nada de eso llamó la atención de Jessica. Llegó a una sección de artículos de invierno, que a juzgar por el letrero, estaban en oferta. Sin pensarlo mucho, buscó unos guantes para proteger sus manos del frío. <<Son prácticamente un obsequio>> Se dijo al ver lo poco que costaban por la oferta; tomó un par y se disponía a ponérselos cuando un repentino destello de luz proveniente de un reflector la sobresaltó.

_ Eso fue raro.

Se acercó al lugar en donde estaba el reflector (ahora fundido) y descubrió que su propósito era alumbrar un set de artículos deportivos de invierno; tablas de snowboarding, esquís, trineos, protecciones, etc. Jessica se detuvo a mirar con melancolía el set de esquís, y la melancolía devino en exasperación; entonces, Jessica tomó el reflector y lo aventó en dirección a los esquís, provocando que el set se desmoronara y el cristal del reflector se quebrara.

Antes de salir de la tienda se colocó los guantes que estaban en oferta, sacó algo de dinero de su mochila y lo dejó sobre el mostrador de la tienda con la intención de pagarlos y remendar el incidente del reflector; aunque no creyera que fuera suficiente para pagarlo, quiso al menos dejar su intención.

Una vez pasada la conmoción, Jessica ubicó la juguetería; no fue difícil, era la única tienda cercana que tenía una luz encendida. Fue caminando que se dio cuenta de algo bastante peculiar a su parecer: estaban lloviendo pequeños copos de nieve con la ligereza de una pluma. << ¿De dónde viene toda esta nieve?>>. Miró hacia el techo y su confusión se acrecentó en demasía al darse cuenta que el centro comercial no contaba con traga luces o algo que pudiera de alguna manera permitir la entrada a cualquier precipitación.

_ No es posible.


Siguió caminando, la nieve se extendía en mayor medida por los bordes de las paredes, columnas y vitrinas que se extendían por el pasillo. Incluso, a la distancia, se podía ver una zona céntrica del centro comercial; escaleras mecánicas, bancas y una figura enorme del tucán de pico colorido que Jessica vio en la entrada. Pero todo aquello perdía algo de su color al estar cubiertas de nieve. Para ella era harto extraño y difícil de concebir, pero por ahora concentraba su mente en lo que se pudiera encontrar dentro de la juguetería que ahora se presentaba ante ella.

No tengas miedo... ella no te hará daño.

No tengas miedo... ella no te hará daño.