"Christabella falló, y el siniestro devoró su alma.
Dahlia falló, y el siniestro quemó su cuerpo.
Walter tuvo éxito, y el siniestro se sirvió de su ofrenda.
Claudia falló, y el siniestro se alimentó de su obsesión.
Por amor a la Mujer Sagrada".
Todo aquello me resultaba extremadamente familiar. Los nombres, los sucesos, venían a mí como una avalancha de imágenes mientras bajaba por unas escaleras infinitas que sólo la oscuridad conociera dónde comenzó y en dónde terminan. Cada tanto, una mariposa roja volaba hacia mi y en ese momento una luz me cegaba con inmediatez. Entonces lo veía, todo lo que estuve buscando desde que dejé la Iglesia Balkan. Un sentido a las cosas que oía, las que veía y la duda que crecía en mi interior por una fe inculcada a conveniencia. Ella quería que viera todo ésto, era necesario, debía probar que estaba listo para abrazar el infierno, inmolar mis contradicciones y ser un instrumento de luz engendrado en el dolor y la oscuridad... el primer paso fue tocar el fondo, el segundo era conocer los hechos y el tercero... sería encarar al siniestro.
"Christabella falló, y el siniestro devoró su alma"
Dahlia fue manipulada por La Orden, quienes fueran encabezados por la directora de la primaria Midwich. La convenció de que Alessa no era otra cosa que un demonio, un pecado enviado por la oscuridad para tentar la fe de los justos. Y por ello la niña estaba condenada a morir en la hoguera. Pero debieron pensarlo mejor, pues las armas el poder de Alessa era grande... y ahora tenía razones suficientes para usarlos.
La niña logró sobrevivir al incendio que desató su ira. Sufrió durante un tiempo... sola, asustada; y cuando su miedo se hizo lo suficientemente fuerte para convertir su dolor en odio, entonces el infierno se hizo real por primera vez. Fue la noche del Gran Fuego en Silent Hill. Persiguió a sus agresores. Uno a uno, los miembros de La Orden fueron purgados por el odio de Alessa y Christabella fue la última; ella se aseguró de hacerla sufrir para alimentarse de su agonía.
"Dahlia falló, y el siniestro quemó su cuerpo"
Alessa perdonó algunas vidas esa vez. Y una de ellas fue la de Dahlia Gillespie, su madre. Alessa se reencarnó, y de su propia energía se engendró para quedar al cuidado de su madre arrepentida. Pero Dahlia fue malagradecida, y se hallaba pervertida por la locura y obstinación de La Orden. Dahlia se hizo con el poder de la Secta de La Mujer Sagrada, y con la ayuda de sus miembros tomaron a Alessa por sorpresa luego de siete años. Intentaron llevar a cabo el ritual, dándose cuenta que Christabella estaba errada y que Alessa no era un demonio, sino la incubadora de un Dios que nacería de su vientre.
La Secta tenía poder absoluto de Silent Hill y de La Orden en sí. Hubieran logrado completar el ritual de no haber interferido un tal Travis Grady. Manipulado por los poderes de Alessa para polarizar el ritual y derrotar a la Secta en sus errados propósitos. Ellos creían estar haciendo todo bien, pero lo que nacería de Alessa era lo más alejado a un Dios. En esta ocasión sólo su maldad prevalecería y por ello era importante que alguien detuviera a los fanáticos.
A pesar de haber sido derrotados, Dahlia tenía astucia; y cuando una parte de Alessa llevó su bondad lejos de Silent Hill, ella encantó su cuerpo físico y le provocó dolor insoportable durante siete años con el fin de que su otra mitad lo sintiera y regresara. Funcionó, pero no regresó sola, su padre adoptivo fue muy oportuno para ayudar a Alessa. Ésta vez, sabía que debía acabar con todos de una vez por todas... y cuando Dahlia completó el ritual de la Mujer Sagrada, la Diosa Alessa emergió en éste plano, quemó viva a Dahlia por su insolencia y obligó a Harry Mason (El padre adoptivo) a combatirla para volver a reencarnarse... pero ésta vez por completo. Dejó Silent Hill inmerso en una eterna oscuridad en otra dimensión, otro mundo; y escapó lejos para tener una vida normal.
"Walter tuvo éxito, pero el siniestro se sirvió de su ofrenda"
La Orden se rehusaba a ser destruida. Se negaba a ver su fe perdida en el abismo del siniestro. Y es por ello que adoctrinaron a un niño dentro de la Secta de la Madre Sagrada para llevar acabo el ritual de los 21 sacramentos con una noción equivocada de su propósito. Pero Walter creyó tan fervientemente en su causa, que llevó acabo los veinte sacrificios sin saber que estaba destinado a ser el último de ellos para lograr el verdadero propósito: traer el otro mundo al plano de los mortales. La Secta de la Madre Sagrada entonces envió a otro de sus más prometedores miembros a tomar el control de Silent Hill y restaurar la Secta de la Mujer Sagrada.
Sí, La Orden estaba una vez más completa y dispuesta a llevar a cabo sus cometidos. Pero gracias a Walter Sullivan, no sólo la otra dimensión era ahora tangible para quien tuviera el poder suficiente... sino que ellos siempre parecían olvidar que Alessa poseía un poder inconmensurable. Y que pronto, como en el principio de todo, sus armas se volverían en su contra.
"Claudia falló, y el siniestro se alimentó de su obsesión"
Claudia ordenó asesinar a Harry Mason para llenar nuevamente de odio a Alessa, alegando querer que todo sucediera como La Orden lo tenía previsto. Pero Claudia tenía sólo una verdadera intención. Regresar a la verdadera Alessa, su amiga de la infancia, restaurar su mandato sobre todas las criaturas vivientes como la única Diosa. Y para ello era necesario hacerle recordar quién era en realidad. En cierto grado, Claudia estuvo más cerca de completar el ritual como era debido. Pero hubo una interferencia inusual en el intento.
Al entrar en Silent Hill, Alessa inconscientemente liberó sus recuerdos, creando una de las más poderosas entidades que Silent Hill haya conocido jamás. Algunos la nombraron como el recuerdo de Alessa, pero otros prefieren llamarla por lo que en realidad es: Dark Alessa, nacida de la oscuridad más profunda albergada en su alma. Tanto, que Dark Alessa resolvió que la única manera de acabar con todo era matándose a sí misma... afortunadamente fracasó en ello... y afortunadamente Alessa tenía otro as bajo la manga.
Cuando Claudia estuvo a punto de invocar al Dios renacido del vientre de La Mujer Sagrada, Alessa se tragó una esfera de Aglaofotis que Harry tuvo la inteligencia de dejarle. Alessa vomitó al engendro y fue cuando la obsesión de Claudia dio pie al nacer de una abominación. Ella se tragó el feto vomitado y de ella nació una versión retorcida de Alessa, pero fue derrotada después de una gran enfrentamiento.
"Por amor a la Mujer Sagrada"
Alessa se fue de Silent Hill. De vuelta a una vida normal... o al menos libre de La Orden. Pero, sin saberlo, una parte de ella se quedó en el pueblo. Una parte que vive sólo para atormentar a aquellos que una vez la atormentaron y para prevenir a toda costa que vuelvan a ponerle un dedo encima. Dark Alessa era ahora la Diosa del otro mundo y durante mucho tiempo ha tenido a todo el pueblo lejos del alcance de la realidad. Solo ella decidía quién entraba y quién salía de su custodia. Su poder maldijo a Silent Hill y ahora todo aquel que tenga oscuridad en su corazón deberá enfrentar sus más profundas pesadillas dentro de un pueblo fantasma.
Es así como todo sucedió, durante dos o quien sabe cuántas generaciones, después de tanto tiempo, La Orden sigue persistiendo... sigue luchando para derrotar a Alessa. Es por eso que constantemente todo lo que dicen se contradice con lo que predican creer. Es por eso que "Dios" no tiene nombre... perdieron su norte, perdieron el centro de su fe, y lo único que queda son los vestigios de desesperados intentos por controlar a las masas que están atrapadas en el paraíso de Alessa.
_El papel... el documento con el que salimos de la Iglesia Balkan ¿Podría ser?
_Lo era... _ dijo la voz de una niña que ahora estaba frente a mi _ Y por eso es que los he llamado a mi servicio.
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