Corazón Congelado - Juguetería

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La juguetería tenía un aspecto de abandono; a pesar de que cada estante y anaquel se hallaba repleto de cajas con figuras de acción, muñecas para niñas, peluches, autos de juguete y otros artículos, en el ambiente se podía respirar una sensación de ausencia. No había polvo y aún así parecía como si hacía años que nadie visitaba el lugar, incluso se podía olfatear un aroma envejecido que emanaba del techo y las paredes.

Explorando la tienda, se acercó a una puerta que tenía una ventanilla. Echó un vistazo a la habitación y, gracias a que ésta también contaba con la luz encendida, pudo ver un montón de cajas apiladas o esparcidas sin orden aparente. En el centro se encontraba el animal de peluche que sostenía la niña que vio bajo la nieve. <<Así que si entró a este lugar después de todo>>. Intentó abrir la puerta pero ésta estaba cerrada con llave.

_ Demonios _ exclamó.

De pronto, la luz de la juguetería se esfumó y fue entonces que Jessica pudo notar la tremenda oscuridad en la que se hallaba. Si la luz del almacén no siguiera encendida, no podría ver más que sus propias manos. Entonces recordó que entre las cosas que había guardado en la mochila había una linterna que por su tamaño era práctica y sencilla de transportar. La sacó del bolso, pero la dejo caer al suelo del susto cuando volvió la mirada al almacén y vio a la niña de pie en el centro de la habitación y abrazando al peluche.

Tan pronto como la vio, la luz del almacén también se apagó. Por instinto, Jessica se agachó y buscó a tientas la linterna hasta dar con ella. La encendió y alumbró sus alrededores; su respiración se agitaba poco a poco, un temor recorría su cuerpo cual escalofrío por la espalda y sus labios empezaban a sentirse fríos. Y no fueron sus labios sino el principio, a ellos le siguió el rostro y descendió por todo su cuerpo como lo hizo la temperatura en toda la juguetería.

El vidrio de la ventanilla se empañó lentamente, aquel fenómeno hizo que Jessica frunciera el ceño con sorpresa y extrañeza. Acercó la luz de la linterna en un intento de ver de nuevo hacia el interior de la habitación, pero lo único que podía ver era una densa y absoluta oscuridad. De pronto, una mano golpeó con fuerza el vidrio desde el interior, estampando su huella a la par que Jessica retrocedía y la puerta era cubierta por una capa de hielo que se expandía poco a poco por todo el lugar.

_ ¿Pero qué rayos?

El hielo alcanzaba las paredes, congelaba sin miramientos todo cuanto estuviese a su paso; y con sus resquebrajados sonidos avanzaba impelente hasta cubrirlo todo por completo. Cuando se detuvo, todo el lugar quedó aterido y repleto de matices azules.

_ Esto no puede ser real _ Se dijo en confusión.

Una melodía la sacó de su momentánea abstracción; era su teléfono, que hasta ahora creía que no funcionaba. Lo sacó del bolsillo y vio reflejado en su pantalla un número desconocido. Atendió la llamada sin entender lo que sucedía y escuchó:

_ Es tan frío aquí abajo _ dicho por una trémula y sollozante voz femenina seguida de mucha interferencia que distorsionó la llamada hasta que ésta se cortara.


Jessica quedó cabizbaja por unos segundos tras guardar de nuevo el teléfono en el bolsillo. Se disponía a revisar la huella en forma de palma de mano que quedó en el vidrio de la ventanilla cuando una abolladura emergió repentinamente de la puerta como si algo la hubiera golpeado con mucha fuerza. Estaba claro para Jessica que había algo tras la habitación que quería salir. 

Corazón Congelado - Siguiendo Luces

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Jessica se abalanzó contra el cristal de la entrada principal e intentó tener una mejor vista del interior del centro comercial; pudo distinguir algunos locales de venta de ropa y una juguetería al final del pasillo, extrañándose de que una luz de la tienda estuviera encendida. Agitó las puertas un poco para asegurarse de que no estuviesen abiertas; una vez liberada de toda duda, comenzó a ver a su alrededor en busca de una entrada alternativa. Bordeó el lugar, pero no parecía haber ventanas o puertas auxiliares por las que pudiera intentar entrar.

Así caminó hasta dar con una serie de tiendas que daban tanto al interior como al exterior del centro comercial. Una perfumería, cerrada; una tienda de teléfonos, cerrada; una tienda deportiva, abierta. <<Parece que alguien olvidó cerrar su tienda por completo>> pensó <<Puede que me meta en problemas por esto, per…>> Jessica entró en la tienda y la exploró con precaución, buscando la puerta que diera a los pasillos del centro comercial.

Había gran variedad de artículos deportivos que iban desde tacos de fútbol hasta raquetas de tenis; desde balones de básquet hasta trajes de lucha olímpica, pero nada de eso llamó la atención de Jessica. Llegó a una sección de artículos de invierno, que a juzgar por el letrero, estaban en oferta. Sin pensarlo mucho, buscó unos guantes para proteger sus manos del frío. <<Son prácticamente un obsequio>> Se dijo al ver lo poco que costaban por la oferta; tomó un par y se disponía a ponérselos cuando un repentino destello de luz proveniente de un reflector la sobresaltó.

_ Eso fue raro.

Se acercó al lugar en donde estaba el reflector (ahora fundido) y descubrió que su propósito era alumbrar un set de artículos deportivos de invierno; tablas de snowboarding, esquís, trineos, protecciones, etc. Jessica se detuvo a mirar con melancolía el set de esquís, y la melancolía devino en exasperación; entonces, Jessica tomó el reflector y lo aventó en dirección a los esquís, provocando que el set se desmoronara y el cristal del reflector se quebrara.

Antes de salir de la tienda se colocó los guantes que estaban en oferta, sacó algo de dinero de su mochila y lo dejó sobre el mostrador de la tienda con la intención de pagarlos y remendar el incidente del reflector; aunque no creyera que fuera suficiente para pagarlo, quiso al menos dejar su intención.

Una vez pasada la conmoción, Jessica ubicó la juguetería; no fue difícil, era la única tienda cercana que tenía una luz encendida. Fue caminando que se dio cuenta de algo bastante peculiar a su parecer: estaban lloviendo pequeños copos de nieve con la ligereza de una pluma. << ¿De dónde viene toda esta nieve?>>. Miró hacia el techo y su confusión se acrecentó en demasía al darse cuenta que el centro comercial no contaba con traga luces o algo que pudiera de alguna manera permitir la entrada a cualquier precipitación.

_ No es posible.


Siguió caminando, la nieve se extendía en mayor medida por los bordes de las paredes, columnas y vitrinas que se extendían por el pasillo. Incluso, a la distancia, se podía ver una zona céntrica del centro comercial; escaleras mecánicas, bancas y una figura enorme del tucán de pico colorido que Jessica vio en la entrada. Pero todo aquello perdía algo de su color al estar cubiertas de nieve. Para ella era harto extraño y difícil de concebir, pero por ahora concentraba su mente en lo que se pudiera encontrar dentro de la juguetería que ahora se presentaba ante ella.

Corazón Congelado - La Niña en la Nieve

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<<Espero conseguir ayuda lo más pronto posible>> Pensaba Jessica mientras buscaba algún letrero o señalización que le diera una pista de por qué lado del pueblo se encontraba. Todas las puertas y ventanas de las casas, edificios y locales se hallaban cerradas; nadie caminaba por las aceras revestidas de nieve, no había automóviles rondando por ningún lugar o siquiera bullicio alguno que proviniera de algún lado. Todo el lugar parecía estar impregnado de un perpetuo escalofrío, el aliento de Jessica comenzaba a hacerse visible y cada vez más deseaba encontrar el camino al hospital para resguardarse del frío. Encontró una señalización cubierta de copos conglomerados; los apartó con su mano y descubrió el nombre de la calle en la que se encontraba: Calle Jodelle.

_ Al fin.

Antes de que pudiera tomar el mapa y ubicar su posición, una extraña sensación de ser observada invadió el cuerpo de Jessica. Sintió una presencia tan fuerte en sus espaldas que incluso le produjo un poco de miedo. Tragó saliva y se dio la vuelta. Entonces, a tres cuadras de distancia vio una figura humana, de una estatura media, sosteniendo un animal de peluche. <<En qué piensa esa niña, en las calles con este tiempo y sin abrigo>>.

_ Oye _ exclamó a la niña mientras se acercaba lentamente a ella _ ¿Te encuentras bien?... No deberías andar por ahí con este frío.

Ya estando más cerca de la niña, Jessica recordó el cómo una figura humana se había aparecido en la mitad de la carretera mientras ella conducía, provocando su accidente. Era difícil de saber, pero por lo poco que podía ver en su memoria, aquella figura y la niña del animal de peluche guardaban cierta semejanza.

_ No puede ser… _ susurró _ ¡Ey, espera!

La niña comenzó a correr como huyendo de Jessica; ella la siguió, vociferando que no había nada por qué temer. Siguieron así por un par de cuadras, doblando por una vereda y desembocando en lo que parecía otra calle principal del pueblo. Por un momento Jessica había perdido de vista a la niña; pero luego la vio casi al final de la calle, reaccionando ésta nuevamente en carrera al saberse vista.

Llegando al lugar en el que estaba la niña de pie antes de correr, Jessica vio otra señalización que le indicaba el nombre de: Calle Simmons; se detuvo un segundo para recobrar el aliento, pues le costaba un poco respirar rodeada de tales temperaturas (que al parecer a la niña nada eso le afectaba) y luego siguió en su persecución.

Esta vez, Jessica había perdido el rastro de la niña de forma definitiva, pero en la dirección en la que la había visto correr se encontró ante una gran estructura arquitectónica cuya entrada, aparentemente cerrada, tenía en la parte superior un aviso de tamaño considerable con la imagen de un divertido tucán con un pico multicolor y letras anunciando: Centro Comercial Toluca. <<Pudo haber entrado allí>> Infirió.


Jessica se detuvo a pensar que quizá debía olvidarlo y seguir su camino hasta el hospital, pero algo en aquella niña le resultaba inquietante; además, el animal de peluche que llevaba en la mano le era expresamente familiar. Así que decidió hacerse con la manera de entrar en el centro comercial y encontrarla. 

Corazón Congelado - La Caminata

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Los copos de nieve caían con suavidad, vestían de blanco el auto de Jessica y poco a poco lo enterraban bajo un manto frío y sepulcral. Cuando hubo recobrado el conocimiento, ya parecía de día y su visión era un poco borrosa debido a lo aturdida que se encontraba. Desconcertada, Jessica apartó su cabeza del volante y con mucha delicadeza empezó a mover las articulaciones del cuerpo; revisaba que no tuviese alguna herida grave como una fractura o entumecimiento por las altas temperaturas que la abrazaban sin miramientos.

Notó que tenía sangre en la frente, ya seca y coagulada, y el labio un poco roto y adquiriendo un color morado. Reaccionó entonces y volvió completamente en sí, se desabrochó el cinturón de seguridad y en seguida tomó una chaqueta de invierno que llevaba en los asientos traseros del auto. Recordando el accidente, y notando que difícilmente el auto respondería ante cualquier intento de ponerlo en marcha, tomó el celular e hizo una llamada a la línea de emergencias. <<Que extraño>> Pensó cuando atendieron la llamada pero no se oía más que interferencia y estática. Colgó e intentó llamar a sus padres, pero sucedió exactamente lo mismo.

_ Lo que me faltaba.

Jessica se bajó del auto y abrió la cajuela y entre algunas maletas y bolsos, decidió coger un bolso en el que llevaba algo de ropa, dinero y otras cosas de utilidad como de aseo personal. Cerró la cajuela, también la puerta del auto, guardó las llaves en uno de los bolsillos de la chaqueta y comenzó a andar por la carretera con la esperanza de que ese tal pueblo de Silent Hill que leyó en la valla no estuviese muy lejos de allí.

Al cabo de una hora se topó con la ambulancia que estaba siguiendo la noche anterior. Parecía accidentada; Jessica vociferó lo que le había ocurrido, pero nadie parecía estar dentro de la ambulancia. Se asomó por la ventanilla del copiloto y corroboró que en efecto estaba vacía. Esto le pareció algo extraño, jaló la manilla de la puerta y ésta se abrió. Se subió a la ambulancia y revisó la guantera; allí encontró un documento que llevaba por encabezado Alchemilla Hospital y un mapa que mostraba una gran parte del pueblo de Silent Hill, incluyendo el hospital.

Dobló y guardó el mapa en un bolsillo interno de la chaqueta, se bajó de la ambulancia y continuó caminando mientras detallaba lo que podía del documento. Estaba bastante dañado y casi no se podía leer nada. Lo único que Jessica alcanzó a deducir del documento fue que el paciente que llevaban en la ambulancia había sufrido quemaduras graves por el frío y requería tratamiento inmediato. <<Han de ser paramédicos de muy buena vocación para trasladar a ese paciente sin importar que la ambulancia dejara de funcionar… espero que lo hayan logrado>> Pensando en ello, apartó el documento y alzó la mirada para ver una serie de edificaciones a no más de ciento cincuenta metros de distancia.

_ Aquí debe ser _ dijo _ Silent Hill.

Y con la idea de encontrar ayuda, Jessica se adentró en un pueblo remoto del Oeste de Virginia. 

Corazón Congelado - El Desvío.

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_ Estoy conduciendo, mamá… No sé en cuánto tiempo esté allá, con toda esta nieve lo más seguro es que deba parar en algún lugar antes de seguir… No, mamá, todo está bien; escucha, debo colgar, ya te dije que estoy al volante… También te amo, saluda a papá de mi parte… nos veremos pronto.

                <<Como si no fuera suficiente con ser de noche, ahora la nieve también estorba mi visión>> Así pensaba Jessica mientras conducía por la ruta del Oeste de Virginia. Una ventisca de nieve que no había sido pronosticada en los noticieros azotaba indiscriminadamente por doquier, victimizando a todo aquél que lograba tomar desprevenido. Por fortuna para Jessica, ella contaba con su auto para protegerse de las gélidas corrientes de aire; no obstante, le era preciso hallar un lugar en el cual pudiera pernotar hasta pasada la tormenta y evitar así verse en alguna clase de accidente.

                <<Ah, mierda… ya casi no puedo ver nada>> De pronto, Jessica escuchó una sirena de ambulancia que se aproximaba hacia ella con gran velocidad desde la lejanía. En pocos segundos la rebasó; con tanta oscuridad y nieve cayendo, las luces de aquella ambulancia era lo único que Jessica podía ver con claridad. Resolvió que lo más probable era que esa ambulancia se dirigiera a un hospital y por ende a un pueblo, así que pisó el acelerador y la siguió de cerca.

                Tomaron un desvío de la vía principal y siguieron a gran velocidad a pesar de la tormenta. A Jessica le extrañó que a la ambulancia le fuera tan sencillo conducir con tanta nieve nublando la visión y el pavimento resbaloso por la misma. Sin embargo, se dijo a si misma que de seguro sus neumáticos eran especiales para ello y le quitó importancia; además, ya bastante debía preocuparse ella de conducir lo más rápido posible sin salirse del camino, volcarse o perder de vista la ambulancia.

_ I know, I know, there's something I've forgotten like a time, a place, a shattered memory…

_ ¿Pero qué rayos?

La radio se encendió de repente y sonaba una canción suave con una voz melodiosa y guitarra acústica de fondo. Jessica, desconcertada, intentó apagarla, pero sólo consiguió generar un efecto de estática e interferencia satelital.

_ ¡Ah! Olvídalo _ desistió de su intento y la radio continuó haciendo ruidos extraños.
De nuevo en el volante, Jessica se dio cuenta que la ambulancia le había sacado ventaja por culpa de su altercado con la radio. Aceleró, y al cabo de un kilómetro se topó un una valla con la siguiente inscripción:

Bienvenidos a Silent Hill

_ ¿Silent Hill?

Cuando Jessica volvió la mirada de nuevo a la carretera, a menos de veinte metros se hallaba alguien de pie en la mitad de la carretera. Debido al susto, y queriendo evitar atropellar a aquella persona, Jessica viró el volante y el auto se vio en descontrol, saliéndose de la carretera y estrellándose contra uno de los árboles que yacía en la pendiente lateral. Su cabeza golpeó contra el volante y perdió por completo el conocimiento; el auto dejó de funcionar, pero de alguna manera la radio dejó escapar sus últimos sonidos.

_ …I really… did it … time… It's a sign, this place, Is somewhere I should be…

Mi Última Nota - Nace La Orden de Alessa

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_ Prefiero que me arranquen la piel de los huesos antes de rogarle misericordia al siniestro _ gritó Silver a todo pulmón.

_ No seas estúpido _ intervine _ ¿No ves que toda esta miseria, la condena que pagamos, ha sido provocada por La Orden?

_ ¡Infiel! Corrupto despreciable ¿Te arrodillas ante aquélla que comanda las legiones del infierno?

_ Despierta, Silver. Hemos sido manipulados por fanáticos; no es tarde, arrepiéntete, Alessa quiere lo mismo que mucho de nosotros: que todo esto termine de una vez por todas.

_ Crecerán llagas en tu lengua por pronunciar el nombre de la maldad. Nunca fui débil ante el demonio y no empezaré el día de hoy. Aunque mi cuerpo peligrare ante los siervos de la bruja, mi alma se mantendrá pura. ¡Por La Orden!

Así gritó antes de que la lanza del Cabeza de Pirámide atravesara su pecho y lo ahogara en su propia sangre. Yo lo vi con harto lamento, pues en mí yacía una vaga esperanza de que Silver pudiera ver a través del cristal como otros tantos lo han hecho.

_ Él se condenó a sí mismo, no debes hallar culpa alguna en ello _ dijo la niña apareciendo por detrás del cuerpo empalado de Silver _ Lo dije antes _ colocó una mano sobre el hombro del cadáver _ es tiempo de que surja una nueva orden _ el cuerpo se encendió en llamas.

Aquéllos que no fueron asesinados por los Cabeza de Pirámide se vieron liberados, las cadenas que les sujetaban se rompieron y, removidas las vendas de sus ojos, todos se reunieron en el centro del salón. La niña caminó por entre sus nuevos súbditos mientras éstos se arrodillaban ante ella con recato.

_ El poder de Alessa, de sus recuerdos, de su mente; lo que ellos querían que fuera, lo que ella es, lo que soy _ decía con vehemencia _ es absoluto. A partir de hoy _ abrió y alzó los brazos _ el fuego de La Orden de Alessa cubrirá de cenizas cada rincón de Silent Hill _ el resto de los cadáveres empalados se prendieron en fuego e iluminaron el lugar _ y se esparcirá a donde quiera que una secta justifique la sangre con creencias.


Aunque no convencido por completo de las declaraciones de esa niña, que no siendo el verdadero siniestro es harto siniestra, mis rodillas besaron el suelo por ella. Quizá su causa, por demás igual de radical,  fuera el menor de los males. 

No tengas miedo... ella no te hará daño.

No tengas miedo... ella no te hará daño.