_ ¡Ayúdenme, ya viene por mi, él viene por mi, ella lo envió!
Definitivamente era la voz de Lara, quizá la puerta con el gran hoyo ya no tenía esa rara barrera que me aventó momentos atrás. Y no me equivoqué, la mala noticia es que en vez de haber una puerta había un gran portón de rejas cerrado por una cadena y un candado. Imposible de abrir si una llave o algún objeto que pudiera golpear lo suficientemente duro como para reventar el candado.
No sólo era un portón, eran tres que se separaban el uno del otro a lo largo de un corredor. Y al fondo, habían tres cuerpos atrapados por mantos de piel dentro de una estructura cuadrada de metal. Cada portón estaba trancado con cadenas y candados, era necesario tener una la llave o alguna herramienta capaz de hacer que el candado ceda.
_ ¡Ya viene, ya viene!
_¡¿Lara?! Lara ¿Quién viene, de qué hablas?
_ Aquel que imparte el castigo de la divina decisión, el verdugo de los pecadores. Sus pasos hacen retumbar el suelo, el sonido del filo de su juicio resuena en todas las paredes. Es él, ha sido enviado por su maestra ¡Es él, ya viene!
_ Mierda... vale, está bien ¡Está bien, Lara, todo va a salir bien! Te sacaré de ahí, la llave debe de estar por aquí en algún lado.
_ ¡Ya viene, ya viene!
_¡¿Lara?! Lara ¿Quién viene, de qué hablas?
_ Aquel que imparte el castigo de la divina decisión, el verdugo de los pecadores. Sus pasos hacen retumbar el suelo, el sonido del filo de su juicio resuena en todas las paredes. Es él, ha sido enviado por su maestra ¡Es él, ya viene!
_ Mierda... vale, está bien ¡Está bien, Lara, todo va a salir bien! Te sacaré de ahí, la llave debe de estar por aquí en algún lado.