Corazón Congelado - Juguetería

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La juguetería tenía un aspecto de abandono; a pesar de que cada estante y anaquel se hallaba repleto de cajas con figuras de acción, muñecas para niñas, peluches, autos de juguete y otros artículos, en el ambiente se podía respirar una sensación de ausencia. No había polvo y aún así parecía como si hacía años que nadie visitaba el lugar, incluso se podía olfatear un aroma envejecido que emanaba del techo y las paredes.

Explorando la tienda, se acercó a una puerta que tenía una ventanilla. Echó un vistazo a la habitación y, gracias a que ésta también contaba con la luz encendida, pudo ver un montón de cajas apiladas o esparcidas sin orden aparente. En el centro se encontraba el animal de peluche que sostenía la niña que vio bajo la nieve. <<Así que si entró a este lugar después de todo>>. Intentó abrir la puerta pero ésta estaba cerrada con llave.

_ Demonios _ exclamó.

De pronto, la luz de la juguetería se esfumó y fue entonces que Jessica pudo notar la tremenda oscuridad en la que se hallaba. Si la luz del almacén no siguiera encendida, no podría ver más que sus propias manos. Entonces recordó que entre las cosas que había guardado en la mochila había una linterna que por su tamaño era práctica y sencilla de transportar. La sacó del bolso, pero la dejo caer al suelo del susto cuando volvió la mirada al almacén y vio a la niña de pie en el centro de la habitación y abrazando al peluche.

Tan pronto como la vio, la luz del almacén también se apagó. Por instinto, Jessica se agachó y buscó a tientas la linterna hasta dar con ella. La encendió y alumbró sus alrededores; su respiración se agitaba poco a poco, un temor recorría su cuerpo cual escalofrío por la espalda y sus labios empezaban a sentirse fríos. Y no fueron sus labios sino el principio, a ellos le siguió el rostro y descendió por todo su cuerpo como lo hizo la temperatura en toda la juguetería.

El vidrio de la ventanilla se empañó lentamente, aquel fenómeno hizo que Jessica frunciera el ceño con sorpresa y extrañeza. Acercó la luz de la linterna en un intento de ver de nuevo hacia el interior de la habitación, pero lo único que podía ver era una densa y absoluta oscuridad. De pronto, una mano golpeó con fuerza el vidrio desde el interior, estampando su huella a la par que Jessica retrocedía y la puerta era cubierta por una capa de hielo que se expandía poco a poco por todo el lugar.

_ ¿Pero qué rayos?

El hielo alcanzaba las paredes, congelaba sin miramientos todo cuanto estuviese a su paso; y con sus resquebrajados sonidos avanzaba impelente hasta cubrirlo todo por completo. Cuando se detuvo, todo el lugar quedó aterido y repleto de matices azules.

_ Esto no puede ser real _ Se dijo en confusión.

Una melodía la sacó de su momentánea abstracción; era su teléfono, que hasta ahora creía que no funcionaba. Lo sacó del bolsillo y vio reflejado en su pantalla un número desconocido. Atendió la llamada sin entender lo que sucedía y escuchó:

_ Es tan frío aquí abajo _ dicho por una trémula y sollozante voz femenina seguida de mucha interferencia que distorsionó la llamada hasta que ésta se cortara.


Jessica quedó cabizbaja por unos segundos tras guardar de nuevo el teléfono en el bolsillo. Se disponía a revisar la huella en forma de palma de mano que quedó en el vidrio de la ventanilla cuando una abolladura emergió repentinamente de la puerta como si algo la hubiera golpeado con mucha fuerza. Estaba claro para Jessica que había algo tras la habitación que quería salir. 

Corazón Congelado - Siguiendo Luces

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Jessica se abalanzó contra el cristal de la entrada principal e intentó tener una mejor vista del interior del centro comercial; pudo distinguir algunos locales de venta de ropa y una juguetería al final del pasillo, extrañándose de que una luz de la tienda estuviera encendida. Agitó las puertas un poco para asegurarse de que no estuviesen abiertas; una vez liberada de toda duda, comenzó a ver a su alrededor en busca de una entrada alternativa. Bordeó el lugar, pero no parecía haber ventanas o puertas auxiliares por las que pudiera intentar entrar.

Así caminó hasta dar con una serie de tiendas que daban tanto al interior como al exterior del centro comercial. Una perfumería, cerrada; una tienda de teléfonos, cerrada; una tienda deportiva, abierta. <<Parece que alguien olvidó cerrar su tienda por completo>> pensó <<Puede que me meta en problemas por esto, per…>> Jessica entró en la tienda y la exploró con precaución, buscando la puerta que diera a los pasillos del centro comercial.

Había gran variedad de artículos deportivos que iban desde tacos de fútbol hasta raquetas de tenis; desde balones de básquet hasta trajes de lucha olímpica, pero nada de eso llamó la atención de Jessica. Llegó a una sección de artículos de invierno, que a juzgar por el letrero, estaban en oferta. Sin pensarlo mucho, buscó unos guantes para proteger sus manos del frío. <<Son prácticamente un obsequio>> Se dijo al ver lo poco que costaban por la oferta; tomó un par y se disponía a ponérselos cuando un repentino destello de luz proveniente de un reflector la sobresaltó.

_ Eso fue raro.

Se acercó al lugar en donde estaba el reflector (ahora fundido) y descubrió que su propósito era alumbrar un set de artículos deportivos de invierno; tablas de snowboarding, esquís, trineos, protecciones, etc. Jessica se detuvo a mirar con melancolía el set de esquís, y la melancolía devino en exasperación; entonces, Jessica tomó el reflector y lo aventó en dirección a los esquís, provocando que el set se desmoronara y el cristal del reflector se quebrara.

Antes de salir de la tienda se colocó los guantes que estaban en oferta, sacó algo de dinero de su mochila y lo dejó sobre el mostrador de la tienda con la intención de pagarlos y remendar el incidente del reflector; aunque no creyera que fuera suficiente para pagarlo, quiso al menos dejar su intención.

Una vez pasada la conmoción, Jessica ubicó la juguetería; no fue difícil, era la única tienda cercana que tenía una luz encendida. Fue caminando que se dio cuenta de algo bastante peculiar a su parecer: estaban lloviendo pequeños copos de nieve con la ligereza de una pluma. << ¿De dónde viene toda esta nieve?>>. Miró hacia el techo y su confusión se acrecentó en demasía al darse cuenta que el centro comercial no contaba con traga luces o algo que pudiera de alguna manera permitir la entrada a cualquier precipitación.

_ No es posible.


Siguió caminando, la nieve se extendía en mayor medida por los bordes de las paredes, columnas y vitrinas que se extendían por el pasillo. Incluso, a la distancia, se podía ver una zona céntrica del centro comercial; escaleras mecánicas, bancas y una figura enorme del tucán de pico colorido que Jessica vio en la entrada. Pero todo aquello perdía algo de su color al estar cubiertas de nieve. Para ella era harto extraño y difícil de concebir, pero por ahora concentraba su mente en lo que se pudiera encontrar dentro de la juguetería que ahora se presentaba ante ella.

Corazón Congelado - La Niña en la Nieve

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<<Espero conseguir ayuda lo más pronto posible>> Pensaba Jessica mientras buscaba algún letrero o señalización que le diera una pista de por qué lado del pueblo se encontraba. Todas las puertas y ventanas de las casas, edificios y locales se hallaban cerradas; nadie caminaba por las aceras revestidas de nieve, no había automóviles rondando por ningún lugar o siquiera bullicio alguno que proviniera de algún lado. Todo el lugar parecía estar impregnado de un perpetuo escalofrío, el aliento de Jessica comenzaba a hacerse visible y cada vez más deseaba encontrar el camino al hospital para resguardarse del frío. Encontró una señalización cubierta de copos conglomerados; los apartó con su mano y descubrió el nombre de la calle en la que se encontraba: Calle Jodelle.

_ Al fin.

Antes de que pudiera tomar el mapa y ubicar su posición, una extraña sensación de ser observada invadió el cuerpo de Jessica. Sintió una presencia tan fuerte en sus espaldas que incluso le produjo un poco de miedo. Tragó saliva y se dio la vuelta. Entonces, a tres cuadras de distancia vio una figura humana, de una estatura media, sosteniendo un animal de peluche. <<En qué piensa esa niña, en las calles con este tiempo y sin abrigo>>.

_ Oye _ exclamó a la niña mientras se acercaba lentamente a ella _ ¿Te encuentras bien?... No deberías andar por ahí con este frío.

Ya estando más cerca de la niña, Jessica recordó el cómo una figura humana se había aparecido en la mitad de la carretera mientras ella conducía, provocando su accidente. Era difícil de saber, pero por lo poco que podía ver en su memoria, aquella figura y la niña del animal de peluche guardaban cierta semejanza.

_ No puede ser… _ susurró _ ¡Ey, espera!

La niña comenzó a correr como huyendo de Jessica; ella la siguió, vociferando que no había nada por qué temer. Siguieron así por un par de cuadras, doblando por una vereda y desembocando en lo que parecía otra calle principal del pueblo. Por un momento Jessica había perdido de vista a la niña; pero luego la vio casi al final de la calle, reaccionando ésta nuevamente en carrera al saberse vista.

Llegando al lugar en el que estaba la niña de pie antes de correr, Jessica vio otra señalización que le indicaba el nombre de: Calle Simmons; se detuvo un segundo para recobrar el aliento, pues le costaba un poco respirar rodeada de tales temperaturas (que al parecer a la niña nada eso le afectaba) y luego siguió en su persecución.

Esta vez, Jessica había perdido el rastro de la niña de forma definitiva, pero en la dirección en la que la había visto correr se encontró ante una gran estructura arquitectónica cuya entrada, aparentemente cerrada, tenía en la parte superior un aviso de tamaño considerable con la imagen de un divertido tucán con un pico multicolor y letras anunciando: Centro Comercial Toluca. <<Pudo haber entrado allí>> Infirió.


Jessica se detuvo a pensar que quizá debía olvidarlo y seguir su camino hasta el hospital, pero algo en aquella niña le resultaba inquietante; además, el animal de peluche que llevaba en la mano le era expresamente familiar. Así que decidió hacerse con la manera de entrar en el centro comercial y encontrarla. 

Corazón Congelado - La Caminata

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Los copos de nieve caían con suavidad, vestían de blanco el auto de Jessica y poco a poco lo enterraban bajo un manto frío y sepulcral. Cuando hubo recobrado el conocimiento, ya parecía de día y su visión era un poco borrosa debido a lo aturdida que se encontraba. Desconcertada, Jessica apartó su cabeza del volante y con mucha delicadeza empezó a mover las articulaciones del cuerpo; revisaba que no tuviese alguna herida grave como una fractura o entumecimiento por las altas temperaturas que la abrazaban sin miramientos.

Notó que tenía sangre en la frente, ya seca y coagulada, y el labio un poco roto y adquiriendo un color morado. Reaccionó entonces y volvió completamente en sí, se desabrochó el cinturón de seguridad y en seguida tomó una chaqueta de invierno que llevaba en los asientos traseros del auto. Recordando el accidente, y notando que difícilmente el auto respondería ante cualquier intento de ponerlo en marcha, tomó el celular e hizo una llamada a la línea de emergencias. <<Que extraño>> Pensó cuando atendieron la llamada pero no se oía más que interferencia y estática. Colgó e intentó llamar a sus padres, pero sucedió exactamente lo mismo.

_ Lo que me faltaba.

Jessica se bajó del auto y abrió la cajuela y entre algunas maletas y bolsos, decidió coger un bolso en el que llevaba algo de ropa, dinero y otras cosas de utilidad como de aseo personal. Cerró la cajuela, también la puerta del auto, guardó las llaves en uno de los bolsillos de la chaqueta y comenzó a andar por la carretera con la esperanza de que ese tal pueblo de Silent Hill que leyó en la valla no estuviese muy lejos de allí.

Al cabo de una hora se topó con la ambulancia que estaba siguiendo la noche anterior. Parecía accidentada; Jessica vociferó lo que le había ocurrido, pero nadie parecía estar dentro de la ambulancia. Se asomó por la ventanilla del copiloto y corroboró que en efecto estaba vacía. Esto le pareció algo extraño, jaló la manilla de la puerta y ésta se abrió. Se subió a la ambulancia y revisó la guantera; allí encontró un documento que llevaba por encabezado Alchemilla Hospital y un mapa que mostraba una gran parte del pueblo de Silent Hill, incluyendo el hospital.

Dobló y guardó el mapa en un bolsillo interno de la chaqueta, se bajó de la ambulancia y continuó caminando mientras detallaba lo que podía del documento. Estaba bastante dañado y casi no se podía leer nada. Lo único que Jessica alcanzó a deducir del documento fue que el paciente que llevaban en la ambulancia había sufrido quemaduras graves por el frío y requería tratamiento inmediato. <<Han de ser paramédicos de muy buena vocación para trasladar a ese paciente sin importar que la ambulancia dejara de funcionar… espero que lo hayan logrado>> Pensando en ello, apartó el documento y alzó la mirada para ver una serie de edificaciones a no más de ciento cincuenta metros de distancia.

_ Aquí debe ser _ dijo _ Silent Hill.

Y con la idea de encontrar ayuda, Jessica se adentró en un pueblo remoto del Oeste de Virginia. 

Corazón Congelado - El Desvío.

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_ Estoy conduciendo, mamá… No sé en cuánto tiempo esté allá, con toda esta nieve lo más seguro es que deba parar en algún lugar antes de seguir… No, mamá, todo está bien; escucha, debo colgar, ya te dije que estoy al volante… También te amo, saluda a papá de mi parte… nos veremos pronto.

                <<Como si no fuera suficiente con ser de noche, ahora la nieve también estorba mi visión>> Así pensaba Jessica mientras conducía por la ruta del Oeste de Virginia. Una ventisca de nieve que no había sido pronosticada en los noticieros azotaba indiscriminadamente por doquier, victimizando a todo aquél que lograba tomar desprevenido. Por fortuna para Jessica, ella contaba con su auto para protegerse de las gélidas corrientes de aire; no obstante, le era preciso hallar un lugar en el cual pudiera pernotar hasta pasada la tormenta y evitar así verse en alguna clase de accidente.

                <<Ah, mierda… ya casi no puedo ver nada>> De pronto, Jessica escuchó una sirena de ambulancia que se aproximaba hacia ella con gran velocidad desde la lejanía. En pocos segundos la rebasó; con tanta oscuridad y nieve cayendo, las luces de aquella ambulancia era lo único que Jessica podía ver con claridad. Resolvió que lo más probable era que esa ambulancia se dirigiera a un hospital y por ende a un pueblo, así que pisó el acelerador y la siguió de cerca.

                Tomaron un desvío de la vía principal y siguieron a gran velocidad a pesar de la tormenta. A Jessica le extrañó que a la ambulancia le fuera tan sencillo conducir con tanta nieve nublando la visión y el pavimento resbaloso por la misma. Sin embargo, se dijo a si misma que de seguro sus neumáticos eran especiales para ello y le quitó importancia; además, ya bastante debía preocuparse ella de conducir lo más rápido posible sin salirse del camino, volcarse o perder de vista la ambulancia.

_ I know, I know, there's something I've forgotten like a time, a place, a shattered memory…

_ ¿Pero qué rayos?

La radio se encendió de repente y sonaba una canción suave con una voz melodiosa y guitarra acústica de fondo. Jessica, desconcertada, intentó apagarla, pero sólo consiguió generar un efecto de estática e interferencia satelital.

_ ¡Ah! Olvídalo _ desistió de su intento y la radio continuó haciendo ruidos extraños.
De nuevo en el volante, Jessica se dio cuenta que la ambulancia le había sacado ventaja por culpa de su altercado con la radio. Aceleró, y al cabo de un kilómetro se topó un una valla con la siguiente inscripción:

Bienvenidos a Silent Hill

_ ¿Silent Hill?

Cuando Jessica volvió la mirada de nuevo a la carretera, a menos de veinte metros se hallaba alguien de pie en la mitad de la carretera. Debido al susto, y queriendo evitar atropellar a aquella persona, Jessica viró el volante y el auto se vio en descontrol, saliéndose de la carretera y estrellándose contra uno de los árboles que yacía en la pendiente lateral. Su cabeza golpeó contra el volante y perdió por completo el conocimiento; el auto dejó de funcionar, pero de alguna manera la radio dejó escapar sus últimos sonidos.

_ …I really… did it … time… It's a sign, this place, Is somewhere I should be…

Mi Última Nota - Nace La Orden de Alessa

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_ Prefiero que me arranquen la piel de los huesos antes de rogarle misericordia al siniestro _ gritó Silver a todo pulmón.

_ No seas estúpido _ intervine _ ¿No ves que toda esta miseria, la condena que pagamos, ha sido provocada por La Orden?

_ ¡Infiel! Corrupto despreciable ¿Te arrodillas ante aquélla que comanda las legiones del infierno?

_ Despierta, Silver. Hemos sido manipulados por fanáticos; no es tarde, arrepiéntete, Alessa quiere lo mismo que mucho de nosotros: que todo esto termine de una vez por todas.

_ Crecerán llagas en tu lengua por pronunciar el nombre de la maldad. Nunca fui débil ante el demonio y no empezaré el día de hoy. Aunque mi cuerpo peligrare ante los siervos de la bruja, mi alma se mantendrá pura. ¡Por La Orden!

Así gritó antes de que la lanza del Cabeza de Pirámide atravesara su pecho y lo ahogara en su propia sangre. Yo lo vi con harto lamento, pues en mí yacía una vaga esperanza de que Silver pudiera ver a través del cristal como otros tantos lo han hecho.

_ Él se condenó a sí mismo, no debes hallar culpa alguna en ello _ dijo la niña apareciendo por detrás del cuerpo empalado de Silver _ Lo dije antes _ colocó una mano sobre el hombro del cadáver _ es tiempo de que surja una nueva orden _ el cuerpo se encendió en llamas.

Aquéllos que no fueron asesinados por los Cabeza de Pirámide se vieron liberados, las cadenas que les sujetaban se rompieron y, removidas las vendas de sus ojos, todos se reunieron en el centro del salón. La niña caminó por entre sus nuevos súbditos mientras éstos se arrodillaban ante ella con recato.

_ El poder de Alessa, de sus recuerdos, de su mente; lo que ellos querían que fuera, lo que ella es, lo que soy _ decía con vehemencia _ es absoluto. A partir de hoy _ abrió y alzó los brazos _ el fuego de La Orden de Alessa cubrirá de cenizas cada rincón de Silent Hill _ el resto de los cadáveres empalados se prendieron en fuego e iluminaron el lugar _ y se esparcirá a donde quiera que una secta justifique la sangre con creencias.


Aunque no convencido por completo de las declaraciones de esa niña, que no siendo el verdadero siniestro es harto siniestra, mis rodillas besaron el suelo por ella. Quizá su causa, por demás igual de radical,  fuera el menor de los males. 

Doceava Nota - Revelación.

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"¿Lo sabes, verdad?... Alessa era una buena niña"

     Ahí estaba ella, la niña que había estado viendo y oyendo todo este tiempo. Estaba sentada en una especie de trono con la cabeza inclinada, lo cual dejaba que su largo cabello oscuro cayera cual cascada. Apenas se podía divisa que iba vestida con un uniforme... escolar... justo como el de aquellos niños que vi en mi visión de Midwich. Estaba algo desdeñada y su rostro tenía restos de cenizas y piel quemada. Nos encontrábamos en un gran salón cubierto por estructuras metálicas. Detrás del trono de la niña había una rendija que dejaba ver las aspas de un gran extractor. Humo de vapor se colaba por entre las ranuras de las rendijas del suelo y todo parecía estar muy oxidado, sin mencionar los vestigios indelebles de sangre esparcidos por el lugar.
     Había algo que me preocupaba en demasía... de hecho, no era algo, eran dos cosas las que me preocupaban. Dos cabezas de pirámide se mantenían de pie a poco más de dos metros el uno del otro, inmóviles, pétreos, tomando una gran estaca de madera con ambas manos y al parecer la mantenían clavada a donde estuvieran sus cuellos. Ya había visto uno antes en dos oportunidades y fue por lejos lo más terrorífico y sádico que jamás haya presenciado. No sé qué pensar de ver a dos de ellos parados justo en frente de mi, como guardando que nadie se le acercara a la niña.

Onceava Nota - De Cara con el Siniestro.

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"Christabella falló, y el siniestro devoró su alma.
Dahlia falló, y el siniestro quemó su cuerpo.
Walter tuvo éxito, y el siniestro se sirvió de su ofrenda.
Claudia falló, y el siniestro se alimentó de su obsesión.
Por amor a la Mujer Sagrada".

     Todo aquello me resultaba extremadamente familiar. Los nombres, los sucesos, venían a mí como una avalancha de imágenes mientras bajaba por unas escaleras infinitas que sólo la oscuridad conociera dónde comenzó y en dónde terminan. Cada tanto, una mariposa roja volaba hacia mi y en ese momento una luz me cegaba con inmediatez. Entonces lo veía, todo lo que estuve buscando desde que dejé la Iglesia Balkan. Un sentido a las cosas que oía, las que veía y la duda que crecía en mi interior por una fe inculcada a conveniencia. Ella quería que viera todo ésto, era necesario, debía probar que estaba listo para abrazar el infierno, inmolar mis contradicciones y ser un instrumento de luz engendrado en el dolor y la oscuridad... el primer paso fue tocar el fondo, el segundo era conocer los hechos y el tercero... sería encarar al siniestro.

Décima Nota - Las Escaleras

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"Habían personas buenas en Silent Hill... personas que querían ayudar 
Pero otros caminaban cegados por una luz que los descuidó de su oscuridad
Ciegos por los miedos que ocultaban, debieron pensarlo mejor
Ahora todos arderían en las llamas de sus pesadillas más profundas
Esa es su voluntad".

Éste texto es muy diferente a los otros. Pareciera que lo escribió una persona diferente. Un decreto, de un acuerdo entre dos personas que parece apuntar a uno... o varios agresores. ¿Pero quién, por qué?

Novena Nota - Otro Despertar

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"El dolor cesó tras la tragedia. El miedo dividió mi alma. Y ambos en la oscuridad engendraron al siniestro. Quizá era la voluntad de Dios después de todo".

Otro texto encontrado en las páginas del cuaderno de la mariposa roja. Desperté gracias a que de nuevo sentí que algo me estaba quemando. Me encontraba en otra recepción, pero no tardé en adivinar que se trataba de un hospital cuando vi el símbolo de la cruz roja pegado en la pared del fondo de la recepción. Me levanté y eché un vistazo por el gran mesón que me separaba de una puerta que indicaba "Sólo personal autorizado". Traté de alcanzar el teléfono de la recepción pero no estaba tan al alcance como parecía. Luego me tomé un segundo para respirar y pensar un poco en todo lo que había ocurrido.

No sé qué habrá sucedido con Silver... y mucho menos si Lara pudo haber escapado de ese monstruo de cabeza piramidal. Si soy honesto conmigo mismo no tengo la menor idea de cómo es que yo he sobrevivido tanto a éste... pueblo maldito. Y mi fe ¿Dónde rayos está mi fe? La Iglesia Balkan nos dice que debemos combatir a Alessa, la tentación de la oscuridad. Pero hace un tiempo leí un texto antiguo de la secta en la que se refieren a ella como una santa, quien engendraría al Dios bondadoso de nuestro paraíso... necesito más respuestas, haber descubierto éste predicamento es tanto peligroso como la cura del somnífero llamado fe. 

_ ¿Estás bien?
_ ¡Por el amor a Dios!

Octava Nota - El Abismo

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_ ¡Ayúdenme, ya viene por mi, él viene por mi, ella lo envió!

Definitivamente era la voz de Lara, quizá la puerta con el gran hoyo ya no tenía esa rara barrera que me aventó momentos atrás. Y no me equivoqué, la mala noticia es que en vez de haber una puerta había un gran portón de rejas cerrado por una cadena y un candado. Imposible de abrir si una llave o algún objeto que pudiera golpear lo suficientemente duro como para reventar el candado.

No sólo era un portón, eran tres que se separaban el uno del otro a lo largo de un corredor. Y al fondo, habían tres cuerpos atrapados por mantos de piel dentro de una estructura cuadrada de metal. Cada portón estaba trancado con cadenas y candados, era necesario tener una la llave o alguna herramienta capaz de hacer que el candado ceda.

_ ¡Ya viene, ya viene! 
_¡¿Lara?! Lara ¿Quién viene, de qué hablas?
_ Aquel que imparte el castigo de la divina decisión, el verdugo de los pecadores. Sus pasos hacen retumbar el suelo, el sonido del filo de su juicio resuena en todas las paredes. Es él, ha sido enviado por su maestra ¡Es él, ya viene!
_ Mierda... vale, está bien ¡Está bien, Lara, todo va a salir bien! Te sacaré de ahí, la llave debe de estar por aquí en algún lado.

Séptima Nota - La Jaula

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"Siempre sentí un dolor insoportable que nunca pude explicar. Cuando le pregunté a mamá, ella respondió que era la voluntad de Dios. 
En la escuela, cuando los otros niños me llamaban bruja, la Directora repetía las palabras de mi madre mientras me retorcía del dolor en la enfermería.
¿Acaso soy una mala persona? ¿Por qué Dios provocaría tal cosa en mí? Yo no he hecho nada malo".

Otro texto que yacía en el cuaderno de la mariposa roja. Antes estaba tachado, pero cuando entré en la habitación ciento once, sentí que algo me estaba quemando; se trataba del cuaderno, de alguna manera estaba hirviendo y tuve que dejarlo caer por unos segundos para poder tomarlo luego. Entonces, al caer al suelo, el cuaderno quedó abierto en la página en la que estaba escrito el texto.

Lo que decía me recordaba mucho a las historias sobre la Mujer Sagrada, si no mal recuerdo, el dolor que sentía en su cuerpo es provocado por el Dios dentro de ella, y una vez purificado su cuerpo, Dios emergería para traer el paraíso y un reinado de benevolencia. ¿Qué es eso?

Sexta Nota - Habitación 111

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"Hoy me dijeron que ya no tendría que asistir a Midwuch,
por un momento pude sentirme feliz.
Eso se acabó cuando mi madre me dijo que mañana veríamos a la Directora,
entonces, no le creí tanto lo primero"

Sólo eso estaba escrito en el cuaderno de la mariposa roja. Algunas páginas estaban en blanco y el resto contenían textos ininteligibles por estar tachados de una manera brusca con crayón negro. 

Cerré el cuaderno y lo guardé en mi túnica. No sé exactamente cuánto tiempo llevo rondando por los espacios del hotel. Todo se ve tan viejo y despedazado. Pero dejando eso a un lado, pude notar que en algún momento hubo de haber sido un lugar muy elegante... o por lo menos fino. 

Quinta Nota - Encuentro Cercano

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¿Alguna vez han sentido que caen a un abismo? O quizá... que se ahogan en el mar y no pueden hacer nada para evitarlo. Sí... han sentido que la vida se les escapa, pero al despertar, regresa como una bocanada de aire tras cien años sin respirar.


_  Ah, por fin despiertas.
_ ¿En dónde estamos?

Cuarta Nota - La Mariposa Roja

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Silver me pidió que guardara silencio al menos por un rato. Seguía intentando tirar abajo la puerta principal del edificio a patadas, pero era inútil... entramos por ella gracias a la Oscuridad y ahora se encontraba totalmente cerrada; como si algún objeto pesado estuviese bloqueándola desde el otro lado.

_ ¿Vas a decirme qué demonios está pasando de una vez por todas?_ Rompí el silencio, lo que sucedió hace unos momentos no era algo que estaba dispuesto a dejar a un lado tan fácilmente.

_ ¡¿Y qué rayos cree que pasó?!_ Respondió exasperado _ Están muertos... El Padre Richard, Daark Angel... tú... y también yo _ Extendió sus brazos y dijo con resignación _ Estaremos muertos.

_ ¿Muertos?

_ Lo estaremos si no hayamos la manera de salir de ésta condenada escuela. Por lo que veo no será posible salir por la puerta principal.

_ ¿Por qué...? es decir, yo...

Las palabras resultaban difíciles de expresar. Mi mente quedó completamente en blanco y ni siquiera podía entender lo que Silver estaba diciéndome. Sólo lo veía moverse de un lado a otro y ocasionalmente dar patadas a la puerta. 

"Nadie lo veía así"

Esa voz... vino de atrás. El sonido de su voz hizo eco en mi cabeza; podía escuchar esa frase a muchas distancias distintas y en diferentes tiempos. Me levanté y traté de seguir el origen de quien susurrara esas palabras. 

"Nadie lo veía así"

_ ¿Escuchas eso, Silver?... ¿Silver?...

Tercera Nota - No Hay Salida

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Algo curioso de los extraños poderes que rigen éste pueblo es que nunca se sabe cómo va a resultar todo aquello más allá de las paredes de la Iglesia Balkan. Y por la expresión en los rostros de Daark Angel y Silver Torrez pareciera que éste día no sería la excepción. 

Nos hallábamos en la calle Bradbury observando un enorme vacío en el que debería estar el resto del camino de Bachman. Es como si el pueblo supiera que ibamos en esa dirección y decidió sabotear deliberadamente nuestro cometido. 

_ ¿Ahora qué?

Silver miró a su alrededor y declaró que el abismo se extendía hasta todo el lado izquierdo de la calle Bradbury, por lo que la única opción era llegar al estacionamiento que se encuentra al final de la calle Midwich.

_ ¿Estás loco? _ Dijo Angel _ Es muy arriesgado tomar ese camino.
_ Daark Angel está en lo cierto, Silver _ Intervino el Padre Richard _ ambos sabemos que eso es lo que el demonio quiere que hagamos.

_ Y yo sugiero que lo hagamos _ Me atreví a decir.

Segunda Nota - Los Elegidos

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Casi nunca dejamos la Iglesia. Es muy peligroso estar fuera del alcance de nuestra fe, en cualquier momento podemos ser consumidos por la oscuridad y ser atrapados por el demonio. Pero ésta vez fue la excepción. Se requería que un pequeño grupo de la secta entregara una información valiosa a La Orden de Valtiel. No se nos permitía saber el contenido de dicha información, pero se sabía que era vital para dar un paso más al cumplimiento del ritual de La Mujer Sagrada.

Por lo general, en la Iglesia había un grupo de exploradores que salían al exterior preparados con trajes especiales que los aislaban del aire impuro y protegían de las aberraciones que asechaban los alrededores. Pero el trayecto era largo y no podíamos permitirnos el lujo de perder todo un escuadrón en la entrega de una información que seguramente llegaría tarde o temprano de igual manera a La Orden; sea por nuestra secta, o ya sea por los miembros de La Madre Sagrada (Quienes gozaban de muy buena reputación entre los seguidores de Valtiel).

Primera Nota - El Llamado

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No puedo recordar mi nombre... quizá con el tiempo ustedes puedan decírmelo, o pueden otorgarme uno nuevo si lo prefieren. Después de todo, estoy seguro de sentir que no soy la misma persona de antes. De alguna manera siento que recién estoy naciendo, que el antiguo yo dejó de ser parte de mí y por ello no lo recuerdo... no lo sé, pero decidí escribir todo lo que me parezca importante en caso de que empiece a olvidar de nuevo. Y si están leyendo ésto, espero que sea porque han decidido abrir los ojos y no porque otro yo haya muerto.

No tengas miedo... ella no te hará daño.

No tengas miedo... ella no te hará daño.